Los cigarros electrónicos provenientes, principalmente, de China han abierto un mercado ilegal en México y las tabacaleras ya comienzan a mirar un nuevo negocio, aunque la crisis por el tabaquismo no termina y las consecuencias de los dispositivos electrónicos son inciertas para la salud.
30-05-2018, 9:18:50 AM
Uno a uno, los visitantes van llegando a este establecimiento de comida en la zona centro de la Ciudad de México. A las 7 de la noche, llegan los miembros del club que reúne aquí, sobre todo, a mujeres y hombres jóvenes, con traje de oficina, otros con playera holgada y tenis. La indumentaria no importa, lo único importante es tener un cigarro electrónico para comenzar a vapear.
—No somos fumadores, porque no fumamos cigarro. Somos vapeadores, dice el hombre que atiende el establecimiento y suelta una bocanada de vapor que se distribuye por todo el local, espacio que reúne a los miembros del club del vapo o cigarro electrónico.
Todos los días se reúnen en el mismo lugar. Muchos de ellos no se conocían entre sí antes de llegar al viejo restaurante popular, en el cual ya ni siquiera se consumen tantos alimentos. Ellos prefieren poner sus pequeñas botellas de líquidos de sabores sobre una mesa y comienzan a probar el vapor con nicotina.
—Yo dejé de fumar hace un año y ahora mejor compró líquidos de sabores. Yo ya no vuelvo a probar el cigarro, dice el hombre del local, mientras muestra su equipo electrónico y aconseja a los demás sobre cuál es el mejor vaporizador para iniciarse en este nuevo ritual urbano.
“Esos rituales conductuales que hace el fumador los recuperamos con el cigarro electrónico, como encender el cigarrillo, observar el humo, el cigarro en la mano, todos estos rituales son muy complejos, porque involucran todos los órganos de los sentidos: vista, olfato, tacto e incluso oído”, dice Guadalupe Ponciano Rodríguez, directora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El cigarro electrónico se ha convertido en una nueva área de investigación para Guadalupe Ponciano y los especialistas en tabaquismo de México, ya que ha encendido los focos rojos sobre una nueva forma de adicción a la nicotina, cuyas consecuencias a la salud no han sido establecidas todavía.
“Es un juguete tecnológico muy atractivo para los jóvenes”, dice Rogelio Pérez Padilla, responsable del Departamento de Investigación en Tabaquismo y Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
El especialista del INER espera que los productos sean regulados por el bien de los usuarios y que no caigan en peligros por el desconocimiento de los propios dispositivos electrónicos y la manufactura de los líquidos saborizantes.
Los dispositivos electrónicos provenientes, principalmente, de China han abierto un mercado ilegal, ya que la venta, distribución y promoción de los dispositivos se encuentra prohibida en el país.
“Hay una preocupación mundial porque están ganando campo comercial este tipo de productos, pero no existe una regulación adecuada que los someta a una evaluación previa”, asegura Álvaro Pérez Vega, comisionado de Operación Sanitaria de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris).
La actualización de la legislación vigente sobre el tabaco se perfila como una de las necesidades que tiene el país para controlar el nuevo comercio que se genera a partir de la venta de equipos electrónicos.
Las cigarreras no son ajenas a la nueva tendencia de consumo que prevalece entre los más jóvenes y también quieren participar de un negocio que despierta temores por las consecuencias que aún no son conocidas, mientras que la crisis del tabaquismo no ha terminado.
Un problema crónico
Los miembros del club de vapeo dejaron el tabaco recientemente. Muchos de ellos discuten la dosis de nicotina que deber ser aplicada al vaporizador para evitar la recaída en el cigarro convencional o de tabaco.
—El cigarro hace mucho daño, por eso yo prefiero vapear, dice uno de los jóvenes de traje que observa una vitrina con los últimos modelos de vaporizadores y líquidos de colores.
El uso del cigarro electrónico podría ser visto como un producto de bajo riesgo para alguien que fuma cigarros convencionales de manera intensa (dos cajetillas diarias, por ejemplo), pero como un producto de alto riesgo para alguien que ni siquiera tiene el hábito de consumo del tabaco y ya se ha iniciado en los nuevos dispositivos electrónicos, explica Rogelio Pérez Padilla, del INER.
El tabaquismo no es un problema resuelto en el país y el mundo. En México existen 14.3 millones de fumadores, y se estima que anualmente mueren 43,000 personas por enfermedades atribuibles al tabaquismo, lo que equivale a casi la mitad de los empleados de Philip Morris Internacional, lo que representa 8.4% del total de muertes en el país.
En 2009, la prevalencia global de consumo de tabaco es del 15.9% en la población de 15 años, mientras que en 2015 la cifra fue de 16.4%, de acuerdo con la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos México (GATS, por sus siglas en inglés).
El 12 de agosto de 2003, México firmó el Convenio Marco para el Control de Tabaco (CMCT), elaborado por la OMS, y en 2004 emitió la Ley General para el Control de Tabaco, la cual se aprobó en 2008.
Para tratar de paliar las muertes por Enfermedades No Transmisibles (ENT), los estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) establecieron el Plan de Acción Mundial para la Prevención y Control de las Enfermedades No Transmisibles 2013-2020, que plantea una reducción de un 25% de la mortalidad por ENT y 30% de la prevalencia de consumo de tabaco hacia 2025.
El consumo global de tabaco provoca más de 7 millones de muertes prematuras anuales, que incluye 600,000 decesos provocadas por la exposición al humo de tabaco de forma pasiva.
El tabaquismo es factor de riesgo de 6 de las 8 principales causas de muerte a nivel global.
Los consumidores han encontrado en los cigarros electrónicos una supuesta alternativa para dejar de fumar, aunque los especialistas piensan lo contrario.
Alvaro Pérez, funcionario de la Cofepris, asegura que no existe un producto electrónico para dejar de fumar, y reta a industriales, académicos y científicos a presentar ante la autoridad regulatoria el producto que logré evitar el consumo del tabaco.
Lo que sí es seguro es que hay incertidumbre por el uso de los cigarros electrónicos. Los líquidos saborizantes con o sin nicotina pueden resultar un riesgo para los consumidores, puesto que muchas veces se desconoce su forma de elaboración, así como la de los equipos electrónicos.
“Estamos abriendo una puerta que comercialmente ofrece bondades, pero que regulatoriamente no tiene ninguna transparencia. Es por ello que la vigilancia es intensiva”, asegura.
“Los líquidos tienen más cosas de las que dicen o las dosis de nicotina son mayores, es decir, no hay un control de calidad” dice Rogelio Pérez.
El vapor de los cigarros electrónicos también contiene sustancias tóxicas de los cigarros convencionales.
“Se desconoce el riesgo a largo plazo, porque es algo nuevo en el mercado, pero a corto plazo pueden ser irritantes y afectar a personas con asma y bajar la función pulmonar”, comenta Pérez Padilla.
El riesgo
Guadalupe es especialista en el tratamiento de adicciones y desde 1997 se ha especializado en el área de tabaquismo a través de la realización de ensayos clínicos con nuevos medicamentos que llegaban a México como tratamiento para el tabaquismo
El Bupropion fue uno de los primeros fármacos que Ponciano Rodríguez analizó para el tratamiento de los adictos al tabaco, cuando solo existían los chicles y parches de nicotina.
La especialista sabe que el tabaquismo es uno de los grandes problemas de salud pública en México y el mundo, ya que sigue atrayendo a la población más joven, por ello, trabaja en nuevos modelos que respondan a las necesidades de sus pacientes que deben dejar de fumar.
Estudios de neuroquímica cerebral y psicológicos son necesarios para entender las causas que llevan al paciente a volverse adictos al cigarro.
“La nicotina es una de las drogas más poderosas con un potencial adictivo mayor por sus características farmacológicas, más que la heroína o la cocaína”, dice Guadalupe Ponciano.
La preocupación de los especialistas es que los cigarros electrónicos se venden sin restricción en el mercado en línea o en algunos establecimientos físicos, mientras algunos estudios muestran que al volverse adictos a la nicotina pasan a fumar cigarros normales.
En algunos casos, se han detectado intoxicaciones por a dosis de nicotina que se suministra el consumidor. “La nicotina es adictiva y si se pasa de dosis, es tóxica. La manera de enganchar a los jóvenes es hacerlos adictos y eso lo sabe la industria del tabaco desde hace décadas”, comenta Rogelio Pérez, del INER.
La autora de La Última Bocanada, un libro de testimonios de pacientes que intentan dejar de fumar, sabe que los adictos a la nicotina le atribuyen al objeto la forma de un sujeto, lo que vuelve aún más complejo acabar con el hábito.
“Es impresionante tratar de entender esto que determina que el tabaquismo sea la principal causa de mortalidad en el mundo y que en nuestro país se esté transformando en un problema de millones de personas”, dice Ponciano Rodríguez.
Los pacientes comenzaron a mostrarle a Guadalupe la adquisición de cigarros electrónicos que también fueron retirados de su consumo, ya que es necesario cortar los círculos conductuales para dejar de fumar y los dispositivos no lo hacían así.
“Cada vez veía más pacientes que querían dejar el cigarro electrónico y no el del tabaco, ya que llevaban hasta tres años y no lo podían dejar”, dice Ponciano.
Los líquidos de vapeo de sabores como galletas de chocolate, mojito, cereza, frutos rojos, por mencionar algunos, se encuentran conformados por nicotina, glicerina e incluso etanol. Un factor que llamó la atención de la especialista de la UNAM es que hay pacientes que han presentado reacciones alérgicas a colores y saborizantes.
Los más jóvenes comienzan a utilizar el cigarro electrónico en las escuelas secundarias de México, mientras que en Estados Unidos también comienzan a dar testimonio de pequeños equipos con forma de USB que se emplean dentro de los salones de clase para vapear.
“Muchos jovencitos van a comenzar a utilizar el cigarro electrónico como una puerta de entrada al cigarro convencional”, dice Guadalupe Ponciano.
Un 2.5% de los jóvenes de entre 12 y 17 años han consumido el cigarro electrónico, mientras que solo 1.5% de la población de adultos lo ha hecho, de acuerdo con los resultados de la última Encuesta Nacional de Consumo de Alcohol, Tabaco y Drogas.
Venta prohibida
La venta de cigarros electrónicos en México se encuentra prohibida, ya que los productos no se encuentran autorizados por las el gobierno para su uso.
La Ley General para el Control del Tabaco y su reglamento regulan la venta de los cigarros en el mercado mexicano, instrumentos legales que nacieron hace una década.
“Se prohíbe comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos del tabaco”, dice la fracción sexta del artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco. Este es el principal argumento de la Cofepris para identificar los cigarros electrónicos en la regulación.
“La ley desde su diseño fue más allá de los productos del tabaco propiamente hablando”, dice el funcionario de la Cofepris.
La ley actual no prevé la importación de los productos, aunque su introducción al país no se encuentra prohibida, pero la Cofepris ya ha alertado a la Dirección General de Aduanas sobre el riesgo de una entrada masiva de los productos.
La Cofepris alerta a las autoridades sobre la importación masiva de los productos que producen vapor, ya que son comercializados sin ninguna restricción.
En la actualidad, la Cofepris dice que ha asegurado 13,800 productos y 420 páginas de internet suspendidas por la promoción de los productos, mientras que ha emitido desde 2014 y hasta 2017 36 alertas relacionadas con la venta, uso y distribución de cigarros electrónicos, así como la imposición de sanciones por 2.3 millones de pesos por la violación a las leyes que regulan al tabaco.
“Sí estamos trabajando”, dice el comisionado.
Algunos sectores de la sociedad mexicana han promovido amparos contra la legislación mexicana sobre el consumo de tabaco, aunque los dispositivos electrónicos deben regularse de igual forma, como es el caso de las leyendas sanitarias que advierten sobre el riesgo del producto, y tampoco pueden ser utilizados en espacios cerrados de tipo público, como restaurantes.
“Los restaurantes y establecimientos cerrados que permitan el consumo de cigarros electrónicos se encuentran sujetos a suspensiones e infracciones”, dice el representante de la Cofepris.
México forma parte del convenio marco, en donde más de 150 países participamos en estrategias y políticas públicas de salud para reducir espacios para el tabaquismo.
La ciudadanía puede presentar su denuncia ante la Cofepris vía electrónica o telefónica para atacar el comercio ilegal y apoyar la labor de las autoridades.
El reto de los cigarros electrónicos se dirige a los legisladores, quienes deben ser más rápidos para vigilar el consumo de los nuevos dispositivos y hacer los cambios legales que no dejen vacíos frente a los ciudadanos.
La Ley para el Control del Tabaco debe ser adecuada y actualizada a la realidad, mientras que hay que buscar instrumentos para identificar los riesgos para la salud que pueden provocar este tipo de productos.
“El consumo de nuevos productos de tabaco con cápsulas de sabor y la venta ilegal de los sistemas electrónicos de liberación de nicotina son tan solo un ejemplo de los desafíos que hoy afrontamos en materia de control de tabaco”, dice Juan Ángel Rivera Dommarco, director general del INSP, en la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco 2016-2017, que elabora la Secretaría de Salud.
Un nuevo negocio
El pasado 6 de marzo, el senador Teófilo Torres Corzo, integrante del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), presentó un proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones de la Ley General para el Control de Tabaco y de la Ley de Ciencia y Tecnología.
El legislador busca modificar la ley con el propósito de regular los productos alternativos al consumo de tabaco, como son los dispositivos electrónicos, aunque algunas organizaciones de la sociedad civil dicen que la propuesta es impulsada por las empresas tabacaleras, ya que se han hecho presentes en los foros para tratar el tema.
Para Rogelio Pérez, del INER, el uso de los vaporizadores y cigarros electrónicos es la novedad entre los consumidores jóvenes y las compañías tabacaleras que intentan sumarse a las nuevas tendencias de consumo.
“En el plan de las tabacaleras, que son muy poderosas, radica en ir metiendo esto (los dispositivos electrónicos) a gran escala”, dice el especialista médico.
Históricamente, la industria cigarrera ha lanzado cigarros con menor dosis de nicotina y con filtro, los cuales fueron percibidos en su momento por los fumadores como un producto de menor riesgo, una percepción que resultó falsa, explica el especialista mexicano.
“Estamos viendo las mismas estrategias, pero ahora aplicadas al cigarro electrónico y la preocupación más grave es que se ha demostrado en otros países que es una vía de entrada a los cigarros normales”, asegura el funcionario del INER.
Empresas cigarreras como Philip Morris también intentan no quedarse atrás en la venta de sus propios dispositivos electrónicos. Su propuesta es introducir los llamados dispositivos IQOS, mecanismos que calientan una mezcla de tabaco, pero sin generar combustión.
“Si quisieran comercializar ese producto ya tienen las cuentas claras sobre los productos del tabaco, el reto son los dispositivos electrónicos es que no se reconocen como derivados del tabaco”, explica el funcionario de la Cofepris.
Alto Nivel consultó a Philip Morris para conocer su opinión sobre el tema y su estrategia de negocio en México, pero hasta el cierre de esta publicación no se recibió respuesta.
Hasta el momento, la Cofepris no ha recibido el reporte de mexicanos afectados por el consumo de los llamados vapos. “No ha habido la información y la gente no va a saber qué es lo que consume para determinar que le hace daño”, dice el funcionario.
Los miembros del club del vapo han visto como sus grupos de consumo se reproducen por todo el país. Hoy se reúnen a conversar sobre la nueva tecnología y niegan la idea de fumar nuevamente, aunque tampoco saben a ciencia cierta si los vaporizadores y sus líquidos podrían ser la próxima amenaza a su salud.
Álvaro Pérez Vega, comisionado de la Cofepris, espera que México tome la mejor decisión respecto al uso de los cigarros electrónicos y no afrontar en el futuro las fatales consecuencias. “El cigarro inició como algo muy bueno, como algo de estatus social y placer, y ahora estamos padeciendo todo lo que originó este producto y no queremos una puerta falsa para dejarlo y tener consecuencias en los próximos 40 años”.
Fuente original: https://www.altonivel.com.mx/empresas/cigarro-electronico-controversia-negocio/